domingo, 29 de agosto de 2010

ARTHUR C. CLARKE - El centinela (1953)

Clarke no es uno de mis escritores favoritos. Posiblemente su corrección científica sea encomiable, no lo dudo, pero sus dotes literarias son menores. Le falta tensión narrativa y los personajes carecen de profundidad. Sus relatos son fríos, descriptivos, como si fueran documentales de la BBC: impecables, pero carentes de chispa. Así es El centinela, el cuento corto que constituye el origen de una de las historias más famosas de la ciencia ficción: 2001: una odisea del espacio.

La historia es sencilla. Un hombre de una base lunar descubre algo que brilla en una de las montañas lunares. Un día decide emprender una excursión con un amigo. El ascenso es complicado, y cuando culmina la cumbre encuentra una pirámide

sábado, 14 de agosto de 2010

POUL ANDERSON - Llamadme Joe (1957).

Leí en el blog El fin de la Eternidad, de mi compi galáctico Lino Moinelo, que James Cameron había basado su Avatar en un cuento de Anderson; luego he leído lo mismo en otros sitios. Yo me resistía a ver la película. El engaño del 3D y la atosigante campaña de publicidad no me seducían. La trama de la cinta tampoco era de mi agrado, pues encajaba con la tontería ecoprogre que nos rodea. Otros tipos decían que Cameron se había basado en unos relatos de los hermanos Strugatsky –ya hablaré de estos soporíferos autores soviéticos-. Incluso algún perturbado afirmaba que se trataba de una americanada, lo que no deja de ser irónico al hablar de un género, el de la ciencia ficción, que no sería prácticamente nada sin los autores y la industria anglosajonas. Como siempre decido por mi cuenta, encontré el cuento de Anderson titulado Llamadme Joe, y vi la película de Cameron a continuación.

Reseñas más leídas