domingo, 17 de julio de 2011

STANISLAW LEM - Solaris (1961)

Fue una de esas cosas que se hacen con buena intención. Le dije a mi compañera que leyera Solaris y que luego lo haría yo. Habíamos compartido muchas lecturas, sobre todo de aquellos libros que han tenido una versión cinematográfica. Y el de Stanislaw Lem tiene dos: la rusa, de 1972, y la de George Clooney, de 2002. El plan era el de siempre: primero lectura, luego visionado de pelis, y por último, debate con un buen martini. El problema es que la chica se quedaba dormida. “No puedo con él. Lo siento. No es mi tipo de literatura”. Tan comprensivo como caballeresco, contesté: “No te preocupes. Lo entiendo”. Claro; de todo el plan nos quedamos sólo con el martini.

Pasado el tiempo leí la novela. ¿Cómo no iba a hacerlo? De Lem ya había leído Retorno de las estrellas, que tiene unas 60 primeras páginas no aptas para los de sueño fácil ni para los muy enganchados a la ciencia-ficción. Solaris no tiene ese defecto. Esperaba encontrar un ladrillo, pero no ha sido así.

Solaris es un planeta que orbita alrededor de dos estrellas. Tiene vida, pero no como al Hombre le hubiera gustado encontrar. Se trata de un océano plasmático, lo que me ha recordado mucho a Cita con Rama, de Arthur C. Clarke, y especialmente a El planeta solitario (1948), de Murray Leinster, que plantea la posibilidad de un ser vivo líquido que ocupa casi todo un planeta, con inteligencia y voluntad propias. A Solaris acude Kelvin, y se encuentra que el equipo de la estación espacial está muerto o desquiciado, y que pululan por el lugar otros humanos.

No creo desvelar nada a estas alturas si cuento que es el océano de Solaris el que, metiéndose en la mente de los hombres y valorando sus sentimientos más poderosos –aunque sean negativos-, crea esos seres. El planeta recrea para Kelvin a su mujer, Harey, que va adquiriendo conciencia de sí misma, lo que le produce problemas. Gibarian, uno de los científicos, descubre que Solaris crea esas personas para estudiar las reacciones de los humanos, pero que son estructuras de neutrinos que necesitan el flujo constante de energía, por lo que desaparecen cuando se alejan de la órbita del planeta.

Aparte de esto, la novela tiene otra cosa. Podría verse como el mito de la caverna, de Platón, pero quizá sea exagerar. El planteamiento de Lem es el siguiente. El Hombre en su conquista del espacio quería encontrar mundos y civilizaciones inferiores, controlables, espejos donde poder mirarse para llevar sus principios y modos de vida. Cuando el Hombre encuentra Solaris comienza la aventura del conocimiento, la búsqueda del saber, la solarística. Y Lem intercala episodios de Historia de la ciencia originados por la investigación del planeta, de sus elementos, composición, movimientos, desmenuzando la capacidad humana para la hipótesis, la riqueza interior para imaginar y soñar. En realidad, Lem y Solaris hacen lo mismo: enfrentar al Hombre consigo mismo y sus limitaciones.  

La búsqueda del conocimiento se vuelve una obsesión. Muntius, uno de los tipos que salen en esa Historia de la ciencia, denuncia que la solarística se había convertido en una religión, en la que el Contacto con el océano era la Redención, y que esta aspiración había forjado una iglesia, creencias, escuelas y mística propias.  Al final, parece que Muntius tiene razón, y ante la incapacidad para enfrentarse a los fantasmas interiores y a entender a Solaris, el Hombre prefiere la fe, a la que se aferra para no perder la cordura. Quizá necesitamos esos horizontes para mantener la esperanza y la razón. Como diría el capitán Kirk: “la última frontera”.

No quiero cerrar este comentario sin referirme a la banda sonora de Solaris (2002), de Cliff Martínez, porque es fantástica. Muy recomendable. Pero como estoy en plan copyright, he puesto arriba otra música estupenda, la de Stellardrone, en Jamendo, libre de derechos de autor. 

9 comentarios:

  1. He leido y releido la novela varias veces, una joya contraria a la space opera y todo el hard de su epoca. Pero has de coincidir que ciertos capitulos son un autentico ladrillo, como cuando analiza las fluctuaciones de solaris y describe todas las emisiones. Creo que le sobran muchas paginas.Las peliculas ninguna vale para nada, exceptuando la música de ambas, ya que como dice el propio Lem : Una parece crimen y castigo y la otra El amor en el espacio exterior. Si te gusta Cliff martinez todas sus otras bandas sonoras son del mismo tipo de ambient.Creo que he visto la pelicula unas 3 veces pero por la musica.Hipnotizante si lees el libro.
    Un saludo, feliz descubrimiento, el de tu blog.

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  2. UNa joya de Ci Fi, lejos de la space opera y el hard de la epoca en que se publico.Como tu compañera pienso que le sobran paginas (Varios capitulos sobre solaristica donde se describen las formas y fluctuaciones del oceano...) esto le haria menos ladrillo. De las dos peliculas, me quedo con la musica, tanto Artemiev como Martinez figuran entre mis clasicos de ambient... Ya dijo Lem : Una se convirtio en Crimen y Castigo y la otra pordria ser Amor en el espacio exterior... No logran abordar la complejidad que trata el libro.
    Un saludo, excelente blog.

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  3. Gracias, Yathedigo. Sí; la partes en las que habla minuciosamente de la solarística son un poco pesadas, pero era el estilo de Lem.
    La música de Martínez para Solaris es magnífica porque refleja muy bien uno de los aspectos del libro: la paradoja del amor perdido y el sentimiento de culpa.
    Buen blog también el tuyo.
    Saludetes

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  4. Yo creo formemente una cosa que leí hace tiempo en no sé dónde: las partes "ladrillo" de 'Solaris', que curiosamente son las referidas a los procesos de investigación científica sobre el planeta, TIENEN que resultar pesadas, densas y "ladrillas" para redondear ese caracter de ciencia como una herramienta equívoca, incompleta e inútil que Lem siempre ha querido aportar a sus obras. Tantos análisis minuciosos, tantas descripciones detalladas, tantos ríos de tinta gastados en la Solarística... para conseguir la NADA.

    Jorge, me alegro mucho de que te haya gustado.

    Saludetes.

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  5. Guille, estoy de acuerdo contigo. Tiene mucha lógica. Gracias por la recomendación. Ahora, tienes que seguir la mía y leer "El mar de madera" de Carroll.

    Saludetes

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  6. Hola, para mi la novela es muy buena. Su valor maximo esta en mi opinion en la representacion del inconsciente y de los suenos. Las imagenes de neutrinos aparacen siempre por la noche, y en alguna manera el oceano plasmatico analiza a los seres humanos en esa manera. En el inconsciente. Dando forma material a los suenos de los seres humanos.
    La conversion de la Solaristica en una religion quizas reflecta lo que suele pasar tambien en nuestra cultura: todo lo que es sueno, inconsciente, fantasia, llega a ser religion por todos los que no lo entenden o que tengan miedo de todo eso. Espero que mi espanol se entienda bastante! Perdonad! Saludetes Jorge!

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  7. Hola, Francesco. Sí; la parte del análisis psicológico del hombre durante su sueño es muy sugerente, así como la conversión en cuestión de fe de todo aquello que se escapa a la comprensión humana. Por esto los biólogos dejan de creer en Dios mucho antes que los cosmólogos.
    Il tuo spagnolo è (quasi) perfetto. ;)
    Saludetes, caro amico.

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  8. A mi la novela qu emás me gusta de Lem es "Fiasco". Te la recomiendo. En ella se trata un tema similar al de "Solaris". Al final hay un contacto con otra civilización pero todo acabará en eso mismo, un "fiasco" ante la nulidad del ser humano a la hora de comprender lo que se sale del molde que él mismo es.

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    Respuestas
    1. Gracias, echaré un vistazo a "Fiasco", y si me gusta ya haré la reseña.
      Saludetes

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